El Manchester United F. C. repitió final al año siguiente, en el Estadio Olímpico de Roma, en esta ocasión frente al FC Barcelona, en un encuentro muy esperado por lo que suponía enfrentar a dos de los jugadores más en forma del momento, el argentino Lionel Messi y el portugués Cristiano Ronaldo. Entre las medidas destacaron el aumento del número de participantes, en las fases previas, y que la fecha de la final fuera trasladada a sábado, en lugar del tradicional miércoles.